Llevamos años trabajando con empresas y emprendedores ayudándoles a desarrollar sus ideas y transformándolas en negocios. En todos los casos tratamos de trabajar con metodologías fáciles de comprender y sobre todo de utilizar. Pero hay algo de lo que estamos cada vez más convencidos: las metodologías, cuanto más abiertas mejor.
El problema que tienen muchos empresarios y, sobre todo, emprendedores, es que llegan a nosotros con un conocimiento muy vago y pequeño de lo que es el mercado, los modelos de negocio y la mejor forma de llevar el producto a ese mercado. Por lo general se limitan a replicar a pies juntillas lo que les enseñamos sin comprender que han de ser ellos los que adapten esas enseñanzas a su situación y proyecto. Las metodologías, como digo, han de ser abiertas para adaptarse a las necesidades de cada empresa. En este sentido el Pensamiento de Diseño, por ejemplo, ofrece la suficiente capacidad de adaptación como para adaptarse a las necesidades de cada proyecto.
Hay una serie de elementos que pueden requerir cambios en cuanto a la gestión y desarrollo de un determinado proyecto:
- Cambios en el mercado (redefinición, aumento, disminución…)
- Cambios en la empresa (reestructuración, nuevos socios, aumento de recursos…)
- Cambios en el emprendedor (mejora de la formación, cambio de domicilio…)
- Cambios en el entorno (crisis, periodo de expansión, aparición de nuevas necesidades…)
Esto hace que la gestión y la metodología a utilizar deban ser vivas y adaptables a los cambios que se producen constantemente, que los emprendedores deban ser capaces de interpretar todo lo aprendido para adaptarlo a su entorno en evolución. De nada sirve repetir una y otra vez las mismas soluciones si no somos capaces de comprender el cambio que ha podido ocurrir en algún elemento.
Es necesario que las personas que más saben de sus proyectos sean capaces de aportar soluciones adaptadas a los contextos en los que se encuentran, no repetir modelos aprendidos que sí pueden dar muchas claves y herramientas para esas respuestas pero que necesitan ser gestionados. Service Design, Design Thinking, Lean Startup… son herramientas muy válidas pero si se utilizan de la manera adecuada, es decir, con un importante grado de libertad. No hay dos ideas iguales, dos proyectos iguales o dos empresas iguales. Tratar de dar las mismas respuestas a realidades diferentes es la mejor manera de fracasar.