¿Es mi proyecto sostenible? Cuando lanzamos un nuevo proyecto al mercado solemos estar ya pensando en beneficios, previsiones y campañas futuras. Pasa tanto en las empresas tradicionales como en las non profit, ONGs o cuarto sector. Pero antes de llegar a esto hemos tenido que realizar un trabajo previo de diseño, conceptualización, construcción y validación del proyecto. Y aquí es donde en muchas ocasiones fallamos porque no lo hacemos con la perspectiva adecuada.
Hay tres reflexiones fundamentales que hemos de hacernos al diseñar un proyecto:
1.- ¿Es factible? Es decir, ¿disponemos de la técnica y los recursos humanos y de gestión para desarrollar el proyecto? Si nuestra organización no puede por sí sola es muy posible que podamos desarrollar estrategias de empresa abierta, innovación abierta o economía crowd, dependiendo de nuestras capacidades, necesidades de gestión y tipo de proyecto. Sea como sea lo importante es disponer de recursos y conocimientos para hacer factible el proyecto.
2.- ¿Es viable? ¿Podemos financiarla económicamente? Por supuesto esta parte es fundamental, porque supone la disposición de recursos para sacar un proyecto al mercado. En este caso podemos acudir si lo necesitamos a recursos como el crowdfunding, que nos permitirá una comunicación del proyecto al tiempo que una recaudación de recursos.
3.- ¿Es deseable? ¿Lo quiere el mercado? ¿Lo quieren los clientes? ¿Lo quieren las personas? Es importante preguntarse hasta qué punto mi proyecto va a ser bien recibido por los clientes y personas a las que va dirigido poniéndonos empáticamente en su lugar, accediendo a ellos y preguntándoles directamente, pero no con focus group o en entornos controlados, sino con una metodología antropológica que nos lleve a observarlos en sus entornos y estar y vivir con ellos.
¿Cuál es el problema? Que por lo general los proyectos, y sobre todo si son de empresas tradicionales y muy enfocadas al mercado, tienden a tener en cuenta los dos primeros puntos pero no el tercero, o al menos no le dan tanta importancia. Piensan que gracias al marketing van a conseguir aflorar una necesidad latente que sus productos o servicios van a poder satisfacer. En realidad van a ciegas, trabajan con suposiciones muy generales y poco concretas, con segmentaciones de clientes muy burdas y gruesas que ayudan poco a conocer a nuestros clientes.
Es fundamental partir, en todo proyecto, de un análisis serio y concreto de la deseabilidad de ese proyecto, o mejor aún, estudiar qué desean los clientes, las personas, y a partir de ahí, desde cero, construir una oferta creíble y atractiva. El punto clave de todo proyecto, producto o servicio no son nuestras capacidades, nuestros recursos o nuestros conocimientos, son los clientes, son las personas.