Cuando se habla de innovación uno siempre tiene la sensación de que se envuelve el concepto en una especie de aura de prestigio, casi de lejanía, que levanta un muro a veces infranqueable entre la innovación y las empresas más pequeñas. Es como si la innovación fuera exclusiva de las grandes organizaciones, y a veces se comprueba incluso en los manuales de innovación, que sólo recogen los ejemplos de esas grandes organizaciones.
Sin embargo, no sólo las pequeñas y medianas empresas pueden innovar, sino que en muchas ocasiones están más y mejor preparadas para hacerlo. A partir de esta idea llevo trabajando en el concepto de microinnovación desde hace un tiempo. Se trata de un enfoque de la innovación que trata de movilizar adecuadamente los recursos de las pequeñas y medianas empresas y al mismo tiempo proponerles modelos de gestión de la innovación adecuados a esos pocos recursos.
Así, es importante comenzar definiendo a la microinnovación como “un enfoque de la innovación que busca obtener resultados relevantes para las empresas y los clientes o el mercado, aunque no necesariamente con la creación de un nuevo mercado ni con una revolución en el existente, y que moviliza pocos recursos de la propia empresa”.
En base a esta definición podemos establecer una serie de características de la microinnovación:
- Es un enfoque de la innovación. Es decir, es innovación, no es algo ajeno o que no tenga que ver con ella.
- Busca obtener resultados relevantes para las empresas y los clientes. Ningún modelo de innovación lo es si no trata de obtener un beneficio real para la empresa y los clientes. Los dos focos son irrenunciables. Para las empresas porque la innovación te pone en una mejor disposición en el mercado, y para los clientes porque todo beneficio en la empresa ha de generar un beneficio para los clientes, que han de percibirlo en una reducción del precio, un mejor producto, una mejor resolución a un problema, una mayor eficiencia en la distribución o en el servicio postventa…
- No necesariamente trata de crear un nuevo mercado. En principio la microinnovación no tiene como objetivos crear nuevos mercados, aunque no lo descarta. Acepta como parte de ella la mejora de la respuesta a las necesidades del cliente, de modo que consiga una mejora competitiva que posiblemente sea relativamente fácil de copiar. Así, la microinnovación parte de un enfoque que no tiene sólo como objetivo el liderazgo en el mercado, sino que puede trabajar con otros objetivos no necesariamente económicos.
- Moviliza pocos recursos de la empresa. La microinnovación busca ser barata, trabaja más con las ideas que con la tecnología. No desdeña ésta pero no es un elemento clave en el proceso de la innovación. A la hora de trabajar la innovación podemos centrar el foco en la tecnología o en la creatividad (pudiéndose utilizar ambas a la vez), en el caso de la microinnovación el impacto de la creatividad es mucho más importante, centrando todo su proceso en ella.
La microinnovación busca facilitar la implantación de procesos de innovación en las empresas medianas y pequeñas, con pocos recursos y que pretenden mejorar su posición en el mercado, además de comprender la importancia de la innovación para la competitividad de las empresas.
