Los escenarios han cambiado y no se trata de planificar y gestionar el desarrollo de la ciudad tradicional, ni que el gobierno de turno realice un logotipo representativo “sin alma”, con el objetivo de “vender”, llenarla de turistas y atraer inversiones sin antes escuchar a los ciudadanos en su deseo de ciudad ideal.
En el 2º Congreso Mundial de Marketing de Ciudades, al cual fui invitada a disertar, quedaron conceptos claros en base a los conocimientos de Toni Puig, Gabriel Fernández Gasalla, y en especial de Reinhard Friedmann, un predicador del Management Postmoderno.
Algunos de los puntos que paso en limpio de todas las disertaciones son:
Las gestiones urbanas postmodernas deben estar basadas en:
- aprendizaje permanente
- tiempo real a gran escala
- conversaciones abiertas entre sectores públicos y privados
- una densa red simbólica en permanente construcción
- crear cluster, milieus, campos de sinergia, hubs urbanos para construir la creatividad colectiva.
- dynaxibility, capacidad para adaptarse al mercado cambiante.
- sorprender, sobrecoger y hacer que lo imposible devenga posible
- la estética como categoría fundamental de la economía urbana
- talento, tecnología, tolerancia (3T)
- el compromiso ciudadano y un motor público de liderazgo para la suma
La ciudad debe ser considerada como:
- un espacio diferenciador, como activo principal
- un espacio abierto, de creación para activar el intangible
- como redes sociales dinámicas
- como suceso
- y como muchas cosas más
Las ciudades son un conjunto de muchas cosas: memorias, deseos, signos de un lenguaje; son lugares de trueques de palabras (Italo Calvino).
El marketing de ciudades es hoy en día, la principal herramienta de gestión urbana, con el propósito de mejorar la competitividad en un mundo cada día mas interconectado, mejorar la gobernabilidad y la calidad de vida de los ciudadanos.
El caso que expuse fue el “Desarrollo y gestión de la Marca Ciudad Gualeguaychú”, resultando elogiado por la continuidad de la estrategia, aún habiendo cambiado de gobierno.
El desafío de construir nuestra identidad, de diferenciarnos y posicionarnos, no debe ser solo del sector público (municipio, instituciones, organizaciones, etc) sino de cada uno de los ciudadanos en asumir el “Compromiso MARCA CIUDAD”.