Existe una corriente general de redefinición de muchos de los aspectos del capitalismo más tradicional. Corrientes, enfoques y modelos como la economía crowd, la sharing economy o la economía del bien común pretenden dar una nueva visión del mercado. Un modelo muy interesante es el de la economía circular, impulsado por la Ellen MacArthur Foundation, que basa sus reflexiones fundamentalmente en torno al producto industrial y predica que todo producto debería cumplir un ciclo de vida que le permitiera reciclarse y volver a retroalimentar el proceso de creación de nuevos productos. En España están trabajando sobre el tema desde instituciones como la Fundación Universidad y Empresa (FUNDEUN) de la Universidad de Alicante.
La economía circular ofrece un modelo de eficiencia basado en los principios:
- La basura es el alimento. Es decir, el ciclo implica que no hay desperdicios, sino que éstos son la “gasolina” para nuevos productos, bien aprovechando elementos para implantarlos en otros productos similares, bien reciclando el material inservible para construir productos completamente distintos.
- La diversidad fortalece. Un entorno de diversidad ofrece muchas más alternativas de respuesta que uno más monotemático. En un entorno en que los elementos se cruzan entre productos, se dan muchas más soluciones de modularidad, alternancia, alternativa, versatilidad o capacidad de adaptación.
- La energía ha de venir de recursos renovables. Es lógico, en un modelo como el de la economía circular el modelo energético ha de ser aquel que minimice los residuos y sea permanente.
- El pensamiento ha de ser sistémico. Todos los elementos que existen, ya sean naturales o no, forman parte de un sistema, olvidar esto supone no tener en cuenta muchas consecuencias que pueden llevar consigo la introducción o gestión de un producto determinado. Es fundamental pensar desde y en un entorno sistémico
- El diseño ha de ser “de la cuna a la cuna”. Es decir, cuando diseñamos un producto hemos de tener en cuenta su utilidad una vez sea desechado. El diseño ha de ser consciente de la fase posterior a su utilidad en el mercado para poder ser reciclado adecuadamente y poder volver a él.
Lo interesante de este tipo de modelo es que busca abrir nuevas formas de comercialización y uso de productos. De este modo se potencia, por ejemplo, el uso por alquiler. Así, un fabricante de lavadoras puede comercializarlas vendiéndolas (con los correspondientes intermediarios) o alquilándolas, aplicando las mejoras que cada unidad necesite y manteniendo la lavadora con las últimas novedades.
¿Qué implica esto?
- Que la lavadora se ha de diseñar de manera modular, casi en forma de código abierto para que pueda ir mejorando pieza a pieza sin necesidad de cambiar todo el aparato.
- Que se evita la obsolescencia programada, puesto que no tiene sentido en un aparato que está en constante mejora.
- Que el reciclaje entra dentro de la cadena de valor, puesto que las piezas sustituidas no se tiran, sino que entran dentro del proceso de rediseño, reciclaje o reutilización.
- Que se fortalecen nuevos modelos de negocio como el del alquiler, mejorando además la capacidad de movilidad de los sujetos que utilizan de manera habitual este tipo de modelos.
Aunque la economía circular tiene su foco en la producción industrial, por ser la fuente de la industria del reciclaje y la que mayor impacto genera en la naturaleza, no está de más reflexionar sobre el modelo de economía circular en la economía del conocimiento. Aunque esto será objeto de otro artículo, no hace falta decir que ésta nutre a aquella y en cierto modo se necesitan para mejorar su capacidad de impacto y de permanencia como modelo sostenible.